Crónicas de Japón 2007 (Día 03 – Kyoto)
14 Agosto 2007
Después de un día agotador madrugamos para poder visitar otros lugares, así como el jardín Shosei-en que yo no había visto.
Almorzamos cosas del Lawson y empezamos a caminar por la calle Kawaramachi hacia el Parque Maruyama.
Caminando por Kyoto
Llegamos muy temprano al Parque Maruyama, todavía estaban montando los puestecitos y apenas había gente. Esperamos un buen rato en la plaza principal del parque pero no acababan de montarlos , así que para aprovechar el tiempo decidimos ir a ver otros templos que hubiesen alrededor.
Decidimos que podriamos ir a visitar el Templo Heian Jingu, que por el plano parecía que no estaba muy lejos. Y según el plano tenía unos jardines que podrían estar bastante bien.
Cuanto más rato andábamos más nos dabamos cuenta que no estaba tan cerca como parecía en el plano. Esta zona estaba llena de casas estilo japonés pero tirando más a casas de gente rica. También había una comisaría de policía además de un Hospital para Animales (del que Óscar hizo foto)
Después llegamos a un pequeño río que pasaba por debajo de la calle, por lo que en la siguiente calle giramos a la derecha. Era una calle bastante estrecha con algún que otro coche aparcado y casas pequeñas.
Y llegamos al templo. Pero ese día estaba cerrado. Por lo que subimos un poco más la calle donde había algún puestecillo para ver lo que tenían.
Mientras tanto en un colegio que había enfrente, vimos como un grupo de estudiantes descargaban un camión, el cual llevaba mantas y otras cosas.
Como ya se nos había hecho demasiado tarde y aún no habiamos visitado nada de lo que teniamos planeado para ese día, bajamos rápidamente hasta el Parque Maruyama.
Ya en la entrada del parque nos separamos, y quedamos en la entrada del templo en el que vimos tanta gente el día anterior. Óscar y yo fuimos hacía el parque por las calles de Gion, y cuando llegamos al templo, a parte de toda la gente que había, no encontramos a nadie.
Perdidos en Kyoto
Entramos al templo y tras entrar a una sala nos dimos cuenta de lo que realmente era y que hacía tanta gente allí.
Ese templo era el Mausoleo Nishi-Otani, y al ser el festival de Bon en Kyoto, los habitantes de la ciudad iban a visitar las tumbas de sus familiares. Estaba muy bien adornado e incluso se podía ver algún monje budista parado rezando sutras.
Como nos pareció una falta de respeto ser turistas y estar de visita en el templo donde iban a rezar a sus muertos, salimos fuera a esperar para ver si nos reencontrabamos. Un montón de gente entrando y saliendo del Mausoleo, así como los famosos Taxis que abren y cierran la puerta solos y con fundas hechas de ganchillo.
Tras esperar más de media hora fuera decidimos ir al siguiente sitio planificado: Fushimi-Inari.
Antes de ir hasta el Fushimi-Inari bajamos hasta el hotel por la Avenida Gojo-Dori hablando de lo emocionante que era estar en Japón y que con solo ver los carteles de la fachada de las casas en japonés ya estamos más que contentos. Así que a Óscar le saqué una foto sobre el puente que cruzaba por encima de la avenida.
Llegamos al hotel y al no encontrarnos a nadie fuimos a comprar otra vez spaghettis en el Lawson y comimos.
Después de comer volvimos a subir por la calle Sichijo, donde vimos un parking con un montón de bicicletas aparcadas y en el que pensamos de que manera sacaría alguien una bici de ahí si estaban tan apelotonadas.
Seguimos subiendo hasta que llegamos a la altura del Río Kamo.
Miramos el plano y a pesar de haber muchas más calles en la realidad, bajamos por una calle lateral que seguía al río. Tras cruzar las vías del tren por debajo nos dimos cuenta de que ibamos algo perdidos. Y nos encontramos en un barrio en el que apenas había gente por la calle y sin acera, estaba pintado en el suelo por donde teniamos que ir. Y bueno, lo que parecía la entrada de un videoclub de películas porno o de un cine.
Seguimos caminando hasta que vemos una zona industrial con algunas fabricas, así que cruzamos la vía del tren y preguntamos a un hombre.
Nos dijo algo de una estación de tren, y nos señala hacia donde ir. Vamos hasta la estación Tofukuji y volvemos a cruzar las vías por esa zona.
Ahhh… Fushimi Inari… Etoooo…
Como estamos perdidos y en un callejon sin salida aparente, le preguntamos a un chaval japonés que había por allí trabajando metiendo cajas en un almacen.
Decir que allí los japoneses no son como los pintan, yo mido 1’72 y muchos son más altos que yo, este en concreto mediría 1’82 y estaba cachas el tío.
Anécdota 1: Nos acercamos al chico y le preguntamos: «Sumimasen, Fushimi-Inari?«, a lo que nos contesto: «Aaaaah… Fushimi-Inari… Etoooo… Chotto Matte.» Entró al almacen y salió otro japonés, igual de alto y cachas. Y se pusieron a discutir el uno con el otro para ver donde estaba. Después de llegar a un acuerdo entre los dos, nos señaló en una dirección diciéndonos: «Wan Kirometa-» (Un Kilómetro)
Hicimos caso a aquellos japoneses y tras darles las gracias volvimos a cruzar la vías. Hasta que llegamos a un sitio en el que no tenía mucha pinta de haber templos, por lo que nos pusimos a mirar un plano que había en la calle para ver si nos aclarabamos.
Anécdota 2: Mientras estabamos mirando el plano vimos que se nos asomaba entre los hombros un japonés de mediana edad intentando mirar el plano, por lo que le pregunté: «Sumimasen, Fushimi-inari?«, a lo que amablemente nos respondió: «Ah, sorry, I am Tokyo» y yo le conteste: «Oh, we’re spanish«
Como seguiamos estando perdidos subimos a la calle de arriba y mirando a un lado y a otro vimos que venía una chica japonesa con gafas.
Anécdota 3: Cuando paso por nuestro lado le hice la pregunta mágica: «Sumimasen, Fushimi-Inari?» a lo que la chica pegó un bote del susto que es indescriptible. Cuando estaba más tranquilizada se puso a mirar en su bolso y sacó un móvil. Cuando vimos que lo que iba a hacer era llamar a alguien para preguntar donde estaba el Fushimi-Inari (o a la policía), le dijimos que muchas gracias, pero que no hacia falta.
Estabamos en una calle ancha para dos coches por sentido, en la acera de enfrente había una calle estrecha que subía.
Subimos por aquella calle hasta llegar a una puerta sobre la carretera, a la derecha había un templo y sentado afuera un hombre. No sabíamos que aquel era el templo Sokujo-in.
El hombre nos dijo que no ibamos muy bien y que debiamos volver por la carretera hasta la avenida.
Al volver a la avenida estabamos tan cansados de tanto calor y hartos de buscar el Fushimi-Inari que decidimos volver al hotel a comer. Pasando por delante del Templo Chishaku-in.
Ya en el hotel, descansamos un rato y nos preparamos para continuar con lo que nos faltaba por hacer.
Entrada Original: http://master-hunters.blogia.com/2009/011002-cronicas-de-un-viaje-a-japon-dia-03-kyoto-.php