Shin Master Hunters: Hazardous Weblog

Soy un Jugón


A estas alturas creo que llevo mucho tiempo jugando (y lo que me queda) y he pensado que podría exponer como empecé en el mundillo y mis experiencias como jugador desde que tuve contacto con ellos.

Que decir de la palabra jugón, una palabra que popularizó el conocido y fallecido Andrés Montes en sus retransmisiones televisivas de la NBA y que a día de hoy se usa para mucho más que para deportes, como es el caso de los videojuegos. Una palabra que no está reflejada en la Real Academia Española (RAE), pero que sin duda a nosotros no nos importa, somos jugones y ya está.

Como ha pasado tanto tiempo y ya de muchas cosas no me acuerdo, mi hermano, Toledator me echa una mano en recordar aquellos primeros juegos que jugamos y los que tuvimos.

Handheld y Recreativas (en los 80)

La verdad es que no recuerdo exactamente cuando empezó, ni tampoco cuantos juegos jugué por aquel entonces, quizás el primer contacto con el mundillo fuese con una «maquinita» conocida como Treasure Island o puede que fuese en alguno de los veranos en los que íbamos al pueblo de mi padre y cada domingo, después de misa nos daban la paga, que solía ser de unas 25 o 50 pesetas las cuales aprovechábamos para echar unas partidas en un bar que se conocía como «La Angelines«, que era su propietaria.

El juego que más nos tenía enganchados era el de Zombis, que así llamábamos al Ghost’n Goblins. Incluso teníamos bautizados a los enemigos, como por ejemplo la Carolina (Red Arremer), las Gallináceas (Espectros o cerdos voladores) o los Osos Amorosos (ogros con un corazón en el hombro…). No se de donde salió lo de Carolina, pero allí todos lo llamábamos por ese nombre.

Si no jugábamos al GNG, nos echábamos una partida al futbolín, que sólo costaba 5 pesetas con las que podíamos disfrutar hasta 4 personas.

Además de esa recreativa también podíamos jugar a una máquina estilo Operation Wolf en la cual se sustituía la ametralladora por una ballesta y que, en los días de lluvia, daba unos calambrazos tremendos.

Tampoco faltaban las partidas en otro bar, el Muletero, en el que además de poder disfrutar de grandes películas en una pantalla de cine en su patio/frontón como la de Con la Muerte en los Talones del gran Alfred Hitchock, pudimos disfrutar de excelentes partidas al billar americano o al de carambola además de a las recreativas de Robocop, Rastan, un Tecmo World Cup Soccer y, como no, el mítico Storming un juego estilo Ikari Warriors o Commando de Taito y que contaba con una pegadiza e inolvidable melodía en la primera fase.

En otro bar conocido como Rosendo, y en el cual íbamos los domingos de tapas de vez en cuando con nuestros padres, podiamos disfrutar de una recreativa de naves que creo que era el Star Avenger, y en la cual llevabas una nave que tenía que ir avanzando y se le iba gastando el combustible, por lo que tenías que destruir tanques para recargar nuestro deposito.

Otro de los bares de Pastrana era el Castilla, y en el también pudimos jugar a verdaderas joyas. Jugamos al Popeye, machacamos algún que otro botón en el Hypersports 2 (más conocido como Track & Field) y años más tarde pudimos deleitarnos con la calidad de la primera entrega de Art of Fighting de la mano de SNK.

Como curiosidad, y aunque no tenga que ver con videojuegos, en uno de esos veranos que estábamos por el pueblo de mi padre de vacaciones, o quizás sea en alguno de los dos años que estuvo por allí trabajando, conocimos a Shaila Dúrcal, hija de Rocío Dúrcal y la cual estaba rodando un anuncio para algún producto japonés, ya que aquello estaba lleno de japoneses (a lo Lost in Translation). Además de eso conseguí un autógrafo de Camilo José Cela, el cual creo que estaba promocionando su libro de  Nuevo Viaje a la Alcarria, allá por el año 1986.

Y en un bar de Tarragona que teníamos prácticamente al lado de casa pudimos jugar al Son-Son de Capcom, al Green Beret de KonamiPacmania o al Star Force.

Amstrad CPC 464 (1985)

Fue entonces, cuando de vuelta a Tarragona, en 1985, nuestra abuela materna nos regaló un flamante ordenador, un Amstrad CPC 464 con pantalla verde y cassette el cual venía con una colección de juegos de Amsoft y entre los que se encontraba un juego de naves del cual no recuerdo el nombre, el Laberinto del Sultán, y un juego al que incluso se vició mi madre y que fue el que más nos enganchó cuando nos compraron el aparato, el Oh! Mummy.

El problema era que solo teniamos 1 hora más o menos para jugar al día y cuando se iba de casa, nos escondían el teclado para que no jugasemos. Pero un cacharro tan grande abultaba mucho, y lo encontrabamos como queríamos. Después cuando volvían se lo encontraban en el mismo lugar donde lo habían dejado, y nosotros habíamos podido jugar unas horas de más.

Por fin podríamos jugar a los juegos de recreativa en nuestra casa y sobretodo conseguimos el Ghost’n Goblins que tantos buenos momentos nos había dado y que, a pesar de no perder la armadura, no salir el «buho» de la tumba que nos transformaba, tener una animación del personaje un tanto patética, menos fases y una música diferente a la versión arcade (buena música para que negarlo), nosotros lo disfrutábamos igual.

Lo jodido es que desde ese momento también entramos al mundo de la piratería. Las cintas de  juegos costaban 875 pesetas y entre los tres hermanos, con nuestra paga, nos costaba mucho reunir ese dinero para un juego, así que mientras ahorrábamos para comprarnos un juego, por otro lado nos grabábamos los que no podíamos costearnos. Para ello, primero utilizábamos un viejo radio-cassette de mi padre conectado con un cable jack a otro y así obteníamos nuestras copias de juegos, después ya los copiábamos con una cadena de música con doble pletina y cuando podíamos comprábamos algún que otro juego.

La verdad es que yo estaba bastante flipado con los juegos y les decía a mis hermanos que me parecía imposible que algún día superasen la calidad de aquellos juegos (bendita inocencia).

Esos años fueron los que se conocieron como la edad de oro del software Español debido a la gran calidad de los títulos españoles en el mercado y pudiendo disfrutar de algunos títulos, como Sir Fred, La Pulga, Goody, Army Moves, La Abadia del Crimen y muchos más juegos sacados por tres de las grandes compañías españolas de la época: Dinamic, Opera Soft y Topo Soft. De esas tres compañías, mi favorita era Opera, con juegos como Mutant Zone, el cual era muy díficil que lo llegase a cargar el Amstrad, con sus temidos Read Error A y B, y que ni moviendo el tornillo del cabezal del cassette lograba cargarlo.

No solo habían juegos de compañías españolas y nos encontrabamos con verdaderos juegazos provenientes del extranjero, entre los que yo destacaría el Inside Outing (juego que se adelantó a Alone In The Dark o Resident Evil), Head Over Heels, Gunfight, Knightlore, Three Weeks in Paradise, Renegade (que era ni más ni menos que un Kunio-kun), Target Renegade, Matchday II e incluso las licencias de películas o comics, como Cortocircuito, Bruce Lee o un Batman en perspectiva isométrica y que era una auténtica maravilla.

Había también un irlandés que destacó en la época de los ordenadores de 8 bits y posteriores, y ese era ni más ni menos que David Perry, creador entre otros de Pyjamarama, Three Weeks in Paradise, Beyond the Ice Palace o posteriormente las dos entregas de Earthworm Jim en la época de las videoconsolas de 16 bits. Una de las cosas que más destacaban de este programador era que en muchos de sus juegos los personajes eran más grandes y detallados que en la mayoría de títulos de la época.

Aún me acuerdo de lo que nos gustaba un juego que se llamaba Vigilante, y que cuando lo vimos para comprar a precio reducido, no dudamos en comprarlo. Pero el juego no era el mismo que conociamos y delante suyo tenía algo que lo diferenciaba, se llamaba Subway Vigilante, por suerte para nosotros era prácticamente un clon del Renegade.

Pero un buen jugón de la época no lo sería si no tuviese un buen joystick (Palo del Placer… ehmmm…  ¡no seáis malpensados!) y en casa tuvimos unos cuantos, como el Quickshoot 2, el Konix Speed King, el Phasor One o, el último que tuvimos, el Quick Shoot Professional 2, el cual ya disponía de dos cables, selector de Player 1 y Player 2 autodisparo, como indicaba el nombre, tenía pinta de ser más profesional. Lo divertido de los joysticks era que iban pegados por unas ventosas a la mesa y que siempre se te despegaba en los peores momentos.

Tampoco faltaban los vicios en casas de colegas, como un vecino que tenía un Amstrad con el monitor a color y el cual cada vez que le mataban estampaba las ventosas del mando contra el monitor, o un colega que tenía un 6128 y que solíamos quedar una vez en su casa y otra en la mía para poder viciarnos a los juegos que tenía el otro. Además nosotros acabamos consiguiendo un Commodore 64 que nos regalaron.

Recreativas (finales de los 80)

Ya estábamos tan enganchados a los videojuegos, que ya nos conocíamos bastantes salones recreativos y cada vez que íbamos a ver a algún familiar, nos las ingeniábamos de la mejor manera para escaquearnos un rato e ir a echar unas partidas.

Así, en Guadalajara íbamos al Ju-Ju, donde podíamos jugar a la segunda entrega del Shinobi de SEGA, el Shadow Dancer, el Puzznic de Taito, que era una especie de Gals Panic y alguna más que no recuerdo.

En Tarragona teníamos el Play-Rom en el cual habían muchas máquinas que a día de hoy son clásicos, el Dragon Ninja, Pitfighter, Hammerin Harry, Yie Ar Kungfu, Operation Wolf, Combat School, Out Run (la que te sentabas, ¡que maravilla de música tenía!) y uno que me encantaba, el Hot Chase. En el Ping Pong Park, también de Tarragona, teníamos el Double Dragon, G.I.Joe.

Y en Reus nos íbamos a un salón recreativo en el que tenían una máquina de billar estilo Gals Panic, el Hard Drivin’, que quizás fuese el primer juego en 3D que ví o el Ninja Warriors, una pedazo de recreativa que tenía tres pantallas con el que podías ver los enemigos que te venían en las dos pantallas laterales.

A principios de los 90 ya no nos gustaba ir a la feria de Salou con nuestros padres para subirnos a los cochecitos, ni los autos de choque, si no que, en pleno boom en Cataluña del anime de  Dragon Ball nos habíamos enterado de que tenían una máquina en la que un Son Gokuh rubio hacía kames. Nuestra sorpresa fue llegar allí y encontrarnos con lo que fue nuestro primer contacto con el Street Fighter II. Otras recreativas que había por allí y que me gustaban jugar era el Psychic-5, Air Combat, After Burner II, o las clásicas de Nintendo, que eran una Nes metida en un mueble y por 25 pesetas tenías un contador de tiempo en los que podías jugar al Mario Bros, Super Mario Bros, Golf y otros más.

En nuestras vacaciones de verano en Mallorca, mientras podíamos ver en Tele Cinco la lucha libre o Humor Amarillo, íbamos a un salón recreativo para disfrutar del Willow de Capcom. Aunque parezca mentira, en Tarragona tardaron en verse las cadenas privadas.

Game Boy (1990)

En 1990, Spaco distribuía una nueva consola portátil en España que mi hermano reservó antes de su venta, era de la marca Nintendo y se llamaba Game Boy (si, Erbe la distribuyó después). La «pequeña» de Nintendo venía con el Tetris, juego que personalmente en recreativa no me gustaba para nada y que disfrute en dicho armatoste.

Hazardous: «La auténtica máquina de visiá»

En esta consola, y ya con algo más de economía, pudimos disfrutar de grandes juegos, como lo fue el Super Mario Land, Super mario Land 2, The Legend of Zelda Link’s Awakening,  Super Chinese Land, Bubble Bobble, Double Dribble 5 on 5, Lemmings,  Kunio-Kun World Cup Soccer, Fist of the North Star, Parodius, Tiny Toons, Magical Taruroto-kun (basado en un Manga de Tatsuya Egawa, el de Golden Boy), uno japonés de dados y otro japonés de lucha de scroll lateral.

Fue una consola que nos acompañó en muchos viajes y con la que gastamos muchas pilas, pero, a pesar de lo grande que era la disfrutamos muchísimo entre todos, y a día de hoy aún sigue funcionando.

Más o menos por la misma época nos dejaron un clon de la consola NES llamado Nasa que tenía varios juegos en su interior y pudimos disfrutar de grandes joyas de la consola de Nintendo como pudo ser el grandioso Circus Charlie, Duck Hunt o el Pooyan, que merece mención solo por su nombre.

Pero no sólo disfrutamos de los juegos que venían en está consola pirata, si no que también conseguimos alquilar el The Legend of Zelda 2 y pegarnos una buena viciada a uno de los mejores juegos que habíamos jugado por aquel entonces.

Super Nintendo (1992)

Volando voy, volando vengo y por el camino… nos plantamos ya en el 1992, año que nos compramos el Street Fighter II de segunda mano sin tener aún la Super Nintendo. El juego venía sin caja, teniendo que hacerme una personalizada con la caja de un mando, recortes de revista y forro de libros.

Poco después nos comprábamos la consola con un adaptador para juegos americanos y empezábamos a comprar un par de joyitas como puede ser el Actraiser y su fabulosa banda sónora o el U.N. Squadron, juego que en su versión original estaba basado en la serie japonesa Area 88 y tenía el mismo nombre en Japón. Fue por entonces cuando conocí en el instituto a César, un colega con el que empezamos a darle al vicio a este juego de lucha y quedábamos en mi casa para echarnos esos vicios, hasta que el también se compró la consola.

ActRaiser OST Bloodpool Casandora

También nos hicimos con el Super Mario All Stars y pudimos disfrutar por primera vez del Super Mario Bros 2 original, aquí titulado The Lost Levels.

En el 1994 nos compramos la versión américana del Super Street Fighter II por 14.000 pesetas. Esté fue un juego al que viciamos un montón en casa de César y al que incluso su hermano se apuntaba a echar unos torneos. Viciábamos tanto que los marcadores de combates dejaban de sumar.

Hazardeitor: El Día del Vicio Final

En una tienda donde alquilaban juegos de importación pude jugar gracias a ellos a dos de los mejores juegos que vicié en Super Nintendo, las versiones americanas de Chrono Trigger y del Final Fantasy III (que en Japón era el VI). Lo jodido era que al ser de alquiler, cuando lo devolvíamos ya lo tenían reservado, y la siguiente vez que íbamos a alquilarlo ya nos habían borrado nuestra partida.

Ese mismo año, junto a César, nos comprábamos a medias un Super Wild Card de 16 Megas con el que podíamos copiarnos los juegos que nos comprábamos en diskettes de 3 1/2″ y gracias al cual pudimos jugar a grandes joyas que nunca llegaron a nuestro país. Pero también seguía comprando algunos juegos, como la edición española del Illusion of Time que aún tengo por aquí, como el resto de juegos.

PC Pentium 120Mhz (1995)

Pero fue en el 95, poco antes de empezar la mili, cuando nuestros padres nos compraron un ordenador por el banco con la típica excusa de que lo utilizaríamos para hacer trabajos del colegio, era un Pentium120 Mhz y con un disco duro de 1 Giga, además de eso tenía unidad de CD-Rom y conexión a internet a 56k por segundo… Esa conexión la aprovechamos para bajarnos juegos japoneses que no cruzarían nuestras fronteras y que, ocupando poco más de 1 mega, tardaban una eternidad en bajar y para colmo al ser por conexión RDSI y conectado directamente a la línea teléfonica, no podían llamarnos mientras estábamos conectados, por lo que teniamos una limitación de 1 hora al día para conectarnos.

Buscando Pornflakes

Pocos juegos compré para PC y pocos juegos jugué, quizás dos de ellos fuesen el Doom II, el fabuloso Day of the Tentacle en su versión CD-Rom y las dos primeras entregas de Tomb Raider. Quizás estaba más enganchado a la novedad del IRC que a jugar, aunque eso sí, bajaba juegos para viciar en el cerebro de la bestia, bajaba anime con el WinMX o creaba una Lara Croft tridimensional con un programa de MsDos.

En septiembre de ese mismo año empezaba el Servicio Militar, en la Base Aerea de Reus, y allí siempre que me tocaban guardias los fines de semana llevaba la Super Nintendo en una mochila y nos pegábamos unos vicios en una pantalla de plasma inmensa al International Super Star Soccer Deluxe y que con los gritos que pegábamos hasta nuestros superiores se pensaban que estábamos viendo un partido de verdad. Por aquel entonces yo me parecía al mudo de los hermanos Marx, y es que en mis bolsillos cabía de todo, incluso llevaba la Game Boy en ellos…

Vicios en una Play Station Ajena (1996)

Después de acabar yo la mili en el 96, Lord Gouki nos presentó a un chaval con el que al principio hicimos buenas migas y siempre íbamos a su casa a jugar ya que tenía una PlayStation, aunque el tío tenía una obsesión tremenda por el Tekken y teniamos «prohibido» llevar cualquier Street Fighter, cosa inaceptable, ya que nosotros queriamos jugar al Street Fighter Alpha.

Poco nos convencía jugar en casa de este chaval, más que nada porque siempre elegía a Armor King y a base de hacer el mismo movimiento nos ganaba, y sus normas eran: «Quien gana se queda«. Por suerte ese mismo año salió el Street Fighter Alpha 2 para SNES y dejamos de ir a su casa para poder viciarnos a ese mismo juego, fue entonces cuando los Street Fighter ya no estaban vetados y nos llamaba para que pasásemos por su casa con alguno para jugar.

Poco tiempo más estuvimos yendo a su casa, nos cansamos de él. Aunque por suerte gracias a probar allí juegos como Resident Evil o el Tomb Raider versión inglesa que trajo un amigo suyo, se me fue la duda que tenía sobre si comprarme una Nintendo 64 o una PlayStation.

Play Station (1998)

Fue cuando salió el Resident Evil 2, a finales del 98, cuando por fin nos hicimos con una PSX, consola que compramos a medias César y yo y que se estaría una semana en su casa y otra en la mía. Pues sí, la verdad es que lo primero que hicimos fue llevarla a que nos pusieran el chip, estudiábamos y no teníamos dinero para juegos.

A pesar de haber jugado a muchos juegos en la primera consola de Sony, admito que la mayoría de ellos fueron piratas, y es que otra vez, y gracias al chip y al Mercat de Sant Antoni de Barcelona, podíamos conseguir juegos que nunca cruzarían nuestras fronteras, o juegos que salían antes en América que en Europa, como el Silent Hill o la versión japonesa de Metal Gear Solid. Estos dos juegos los acabé comprándolos originales cuando salieron en Europa)  además del Final Fantasy VII y VIII.

Pero mientras nosotros nos comprábamos la PSXLord Gouki se hacía con una Nintendo 64 con el Legend of Zelda Ocarina of Time y acabó dejándomela para que lo jugase. La verdad es que me llegué bastante, pero acabé dejándolo porque se me hizo pesado. La N64 aún sigue en mi casa en un armario, esperando a que su dueño decida llevársela.

Y gracias a una tienda de videojuegos que abrieron en Tarragona y que se llamaba One Player (aún existe), pudimos alquilar juegos de importación japoneses y cuando los ponían a la venta, comprarlos. Así que pudimos jugar y comprar juegos como Street Fighter EX Plus Alpha, Street Fighter Zero 2, Street Fighter Zero 3, Bio Hazard 3: Last Escape, Jojo’s Bizarre Adventure, Ghost in the Shell o la rareza del Eve The Lost One que compramos en un salón del manga.

En 1999 ya no tenía internet y me dedicaba a ir a un Cyber a chatear en el canal frikilandia de la revista Loading, al mismo tiempo bajaba juegos (Hentai y de PSX) poco a poco y los guardaba en el disco duro, los siguientes días cuando los tenía completos me grababan esa carpeta en un CD. Fue entonces cuando conocí a Snatcher y desde entonces no hemos dejado de hablar o quedar en persona, incluso hemos ido dos veces a Japón. También conocí a Zer0Sith, aunque con el dejé de tener contacto y hasta no hace más de 1 año que no lo hemos recuperado.

Gracias al Mercat de Sant Antoni conocimos a un chaval que traía juegos japoneses que nadie tenía (el resto vendía los típicos juegos PAL), y así pudimos jugar al The King of Fighters 97 y 98, Xenogears, Chrono Cross, Jade Cocoon y bastantes más juegos.

En esos años ponían los The King of Fighters y los crossovers de Marvel y CAPCOM en el Ping Pong Park, lugar que a mí cada día me daba más asco por la dueña, que empezaba a tenérselo muy creído. Mientras César se tiraba horas y horas en la sala de máquinas a pesar de tenerlo en casa para poder jugar con diferente gente (y conocer al Niño Iori… pero eso es otra historia), yo cada día dejaba más de lado los juegos de lucha y me dedicaba a otros géneros, como el de Survival Horror de CAPCOM con los mencionados Resident Evil, Dino Crisis o juegos de Rol Japonés como el increíble Parasite Eve y su secuela.

DreamCast (2000)

En el 2000 y con la salida de Bio Hazard – Code: Veronica en Japón, fue cuando César y yo volvimos a comprarnos otra consola a medias, la DreamCast. Esta fue la segunda consola que me compraba por un Resident Evil, aunque él la quería por el Street Fighter III 3rd Strike (¡Y yo, que volvía Chun-Li!), y fue una consola que a pesar de durar poco tiempo en el mercado, a día de hoy tiene juegos que tanto gráficamente como en jugabilidad, superan a cualquiera visto en PS2 con su extenso catálogo.

Fue mi primera consola de Sega, y la verdad es que por lo que había visto, en esa época, era mejor que otras. Esta vez Sega se había sacado una buena máquina en la que incluso el Dead Or Alive en esos tiempos superaba a la versión de PS2. Fue una lástima que en poco más de 1 año desde que nos la compramos SEGA decidiese que no se vendían las suficientes como para continuar con ella. Eso significó la cancelación de muchos títulos.

Uno de esos juegos, y que a día de hoy sigue sorprendiéndome, fue la primera entrega de la saga Shenmue, el cual compré y jugué en japonés y hasta no hace mucho no me lo pasé en su versión PAL. El segundo lo reservé también para que me lo trajesen en japonés nada más salir y cuando salió la versión Europea, lo volví a comprar y a jugar.

¿Porqué se fue a la mierda la consola? Pues por varias razones: Piratería y mala gestión de Sega para conseguir exclusivas, PS2 la superaba por mucho, demasiado, en cuanto a cantidad de títulos y variedad. Lo que si está claro es que, para mi, SEGA fue la primera en dejar tirada a su consola.

La DreamCast fue la primera consola que tenía conexión Online y yo acabé enganchado al Phantasy Star Online al que le eché muchas horas de vicio. Además también fue una consola que se adelanto a su tiempo y tenía una tarjeta de memoria conocida como VMU, tenía una pantalla (a lo tamagotchi) y que conectándola al mando podíamos ver distintas cosas, como los ataques del Shenmue, un minipartido de tennis representando lo que jugábamos en pantalla del Virtua Tennis, o los estados de vida en el Code Verónica (¿Wii U? ¡Ja!)

Fue una consola que contó con grandes títulos, aunque fueron demasiados pocos. Entre César y yo acabamos comprando, además de los dos Shenmue, el Biohazard: Code Veronica y las dos versiones del Phantasy Star Online, el 18 Wheeler, Blue Stinger, Virtua Fighter 3TB, Sega Rally 2, Street Fighter III 3rd Strike, Grandia II, Virtua Tennis, Jet Set Radio y Space Channel 5.

Hemos tenido dos Dreamcast, y la última ya definitivamente se ha quedado en mi casa. La primera de ellas quedó fulminada un día de tormenta en el que cayó un rayo cerca de la casa de César mientras jugaba su hermano, así que tuvo que comprar otra.

Si las miradas matasen, sería un asesino en serie…

 

Game Boy Advance (2001)

Ya tocaba jubilar la Game Boy que tantos años de diversión nos había dado, así que decidí comprarme una Game Boy Advance en el 2001 junto al primero de los Castlevania que saldría para ella. Desgraciadamente se veía como el culo, nunca mejor dicho, ya que el cuarto de baño era el único lugar en toda la casa en el que se podía jugar, las luces halógenas dando directamente a la pantalla ayudaba mucho. Esta fue mi primera gran decepción con Nintendo.

El Castlevania merecía la pena, y acabé comprando tambien el primer Golden Sun, que fue una verdadera maravilla. Pero el problema de la pantalla, que ni siquiera se podía jugar durante los largos viajes, fue el culpable de que guardase la portátil y no volviese a tocarla en mucho tiempo. Aunque unos años más tarde le pedí el LunarSnatcher y me lo enviaron sin caja ni instrucciones… Al final me lo regaló y aún así solo la he sacado una vez para los sobrinos y ahora para la foto.

Play Station 2 (2002)

No sería hasta el 2002 que no me compré una PlayStation 2, justo cuando iba a trabajar unos meses a Almería. Esta vez la consola nos la compramos entre yo y mi hermano, así no estaría viajando de un lado para otro. La compramos por la salida de Final Fantasy X (Gran decepción de juego, aunque era de esperar después del IX) y aproveché para comprarme en poco tiempo el Silent Hill 2 en su cajita de cartón, el ICO de segunda mano pero en perfecto estado (aunque la cotorra lo picoteó un poco…), Onimusha, 7 Blades, Zone of The Enders, Gran Turismo 3, Orphen, Gradius III & IV, Dinasty Warriors 2, Dead or Alive 2, Moto GP2, Ridge Racer V, Kessen y Devil May Cry.

La PS2 ha sido una gran consola con muchos y muy variados juegos. Hasta esa fecha fue la que más juegos originales compré, tanto versiones PAL, como japonesas. Pero también he de decir que fue la consola que más pirateé, bajando juegos a saco y no jugando casi a ninguno.

Además del Final Fantasy X que compré en la salida de la consola, posteriormente compré la XII entrega, juego que personalmente considero una segunda parte del Vagrant Story y que tiene una muy buena historia con rollos políticos.

No solo bajaba juegos, también compraba algunos juegos de importación a Play-Asia. Como el Life Line (juego que se jugaba solo con micrófono y auriculares), Space Channel 1 y 2, Kunoichi, Bio Hazard: Code Veronica The Perfect Version Premium Pack,  R: Racing Evolution, Nina Williams: Dead By Degrees y Xenosaga Episode I: Der Willer Zur Macht.

Durante los 4 años que tuve la PS2, y habiéndome comprado ya dos consolas, también me compré algunos juegos en su versión PAL, como las tres entregas de Onimusha, que las disfruté como el que más y ojalá saquen más entregas, Monster Hunter (versión USA, pero como no podía jugarse Online, Snatcher me compró la versión PAL que la vendían en Mollet), Metal Gear 2, Metal Gear 3: Snake Eater (USA), Metal Gear 3: Subsistence, los tres Project Zero de PS2, juegos que considero de los mejores juegos de terror que se han programado, Shadow Hearts (de la mejor Saga de RPG para PS2) y Shadow of Memories (de lo mejor de Konami cuando aún hacía juegos).

Quizás el primer Monster Hunter de PS2 fuese el juego Online al que más horas le eché, con poco más de 500 horas en 1 año. Los de PSP no me llegaron a enganchar, tanto por el control, como por la bajada de dificultad que sufrió el juego.

Llego un día, en el 2006, en el que mi segunda PS2 dejaba de funcionar y en la que tomaba una decisión muy drástica: No volver a comprar nunca más una consola.

Game Cube (2002)

El mismo año en el que compraba la PS2 con mi hermano, con la salida del Cubo de Nintendo en el 2002, decidimos comprar, otra vez entre César y yo, la consola en su día de salida junto al Wave Race, juego que personalmente me parece peor que su versión para Nintendo 64.

Como no, los juegos que hicieron que comprase la consola fueron el Resident Evil Remake, un juego que me sorprendió por su variedad, el Resident Evil 0, que lo habían cancelado anteriormente para N64 y que cambiaba algunas cosas respecto al Remake y la exclusiva cuarta entrega de la saga, Resident Evil 4.

Esta consola fue mi segunda gran decepción de Nintendo, y es que después de la gran cantidad de títulos que habían salido para Super Nintendo, los que a mi me interesaban de Game Cube eran muy pocos. Aparte de los tres Resident Evil mencionados y el Wave Race, me compré el Metal Gear Solid: The  Twin Snakes, Eternal Darkness, el Pikmin, y lo que hizo que odiará a Nintendo, el The Legend of Zelda: Twilight Princess, juego que Nintendo se dedicó a retrasar en Game Cube para hacerlo coincidir con el lanzamiento de su siguiente consola, la Wii.

XBox (????)

Entre estos años compramos por 90€ una XBox con chip, a la que solo llegué a jugar al Dead or Alive Xtreme Beach Volleyball, Dead or Alive 3, Shenmue II y al Fahrenheit. Pero la verdad es que la consola iba muy bien como reproductor de vídeo.

Play Station Portable: PSP (2005)

Seis años han pasado desde que me compré la primera portatil de Sony, y en esos 6 años la he utilizado más para leer manga, que para jugar. Para mi es una consola que tiene sus limitaciones en cuanto a juegos largos con buenos gráficos. Tiene bastantes RPGs en 2D con muy buena calidad.

En esos 6 años, solo me he comprado el Grand Theft Auto: Vice City Stories, Monster Hunter Portable, Monster Hunter Portable 2, Castlevania: The Dracula X Chronicles, Dragoner’s Aria, Metal Gear Peace Walker y The Third Birthday.

Ha sido una consola, que a pesar de tenerla pirateada como la Game Cube, apenas he jugado a excepción de estos títulos.

Viaje a Japón (2007)

A pesar de haber decidido no comprar una consola desde el 2006, aún seguía teniendo la PSP, y en el Viaje a Japón de este año en el que fuímos Snatcher, yo, y uno de esos experimentos que parecen salidos del peor de los Resident Evil, me compré el Dragoners Aria para PSP, y como estaban baratos, el Yarudora Scandal y el The Story Of Yoshitsune para PS2 que estaban tirados de precio, además de algún que otro juego por poco mas 100Y de PSX.

XBox 360 (2007, 2009, 2010)

Dije que no volvería a comprar ninguna consola más, pero un año después, al volver de Japón, rompía esa misma promesa que me había hecho a mi mismo comprando, otra vez a medias con mi hermano, la XBox 360 Elite (en paz descanse 3LR).

Y que decir de esta consola, que es con la que más vicios legales me he pegado y más he disfrutado de los juegos que he comprado… ah, perdón, que compro juegos de segunda mano y según las compañías soy peor que un pirata… bueno, que más da, digan lo que digan yo disfruto con mis juegos.

En esta generación de consolas y con páginas del Reino Unido, como Zavvi o BlahDVD, he aprendido a disfrutar de los más de 100 juegos que tengo en la estantería a muy buen precio. Han habido juegos malos, juegos que esperaba mucho su salida y que me han acabado decepcionando, pero también han habido otros, como Bayonetta, Vanquish, o Deadly Premonition que me han sorprendido mucho y otros tantos que he disfrutado. Al final con tanta compra a UK, ha habido veces que no he sabido a que jugar.

En el 2009, Snatcher y yo volvimos a Japón, y después  de pensármelo bastantes días, nuestro último día en el país del Sol Naciente, fuímos a Akihabara y me compré una XBox 360 japonesa, el Dead Or Alive Ultimate de la primera XBox y el pack de The Idol M@ster Twins que incluía el primer juego y el Live For You!, y como no, la estrené en el hotel mientras otros dormían…

Desperdiciando el Último Día en Japón

Desgraciadamente, poco después de volver de Japón el mismo año, pasaba lo inevitable, algo que nadie esperaba debido a que parecía que a las 360 Elite no les pasaba. El anillo de la muerte, las tres luces rojas, algo que ni Darth Vader habría ideado cuando pensó en construír la Estrella de la Muerte.

Pero bueno, no todo estaba perdido, tenía la 360 japonesa y la mayoría de juegos que tenía PAL los pillaba. Así que los siguientes juegos que fuí comprando intentaba que fuesen Region Free y si no, pues pedirlos a Play-Asia, que aunque solo fuesen en la consola japonesa, algunos venían en castellano, como el Bayonetta, y en el peor de los casos en inglés, como el Lost Odyssey.

Y ya en el 2010, con unos cuantos juegos en mi estantería, sacaban el Final Fantasy XIII, un juego que tenía ganas de jugar ya que hacía tiempo que no jugaba a ningún JRPG. Pero ocurría algo que cambiaría las cosas, a pesar de que decían que esta entrega de la saga de Square-Enix era Region Free, acabo pasando que si, lo era, pero no con el mercado japonés en el cual lo tenían en exclusiva para PS3 y para evitar que lo importaran solo podía usarse en consolas PAL o americanas. Por lo que no tuve más remedio que volver a comprar una 360 PAL, esta vez refurbished en un Game y que a día de hoy aún dura.

Ahora mismo con la consola japonesa solo juegos a cosas que no van a salir de Japón, que es para lo que me la compré en un principio, como los Otomedius G y X (al final este último de momento sale en USA), el Dream Club, juegos frikis y bizarros o juegos que me interesen jugar antes de tiempo, como el Catherine.

Play Station 2 (2011)

El año en el que más consolas he obtenido. En este caso una PS2 FAT de color plateado que me regaló MKnight, antiguo conocido del canal de Loading.

A partir de tener otra vez la consola me he ido comprando bastantes juegos que me han ido interesando y que no pude jugar al romperse las dos que tuve anteriormente. Aparte de los dos Yakuza que me los acabe seguidos antes de decidir comprarme la PS3 con el resto de la saga, me compré juegos que no había jugado por lo que he dicho y juegos que me gustaron en su día cuando la tuve pirateada.

Así que a los Yakuza se le sumaron el Odin Sphere, Demon Chaos, Resident Evil 4, Echo Night: Beyond, Valkyrie Profile 2: Silmeria, Viewtiful Joe, Silent Hill 3, Haunting Ground, SOS The Final Escape y Chaos Legion.

Play Station 3 (2011)

Uno de esos días, a principios de abril, en los que Microsoft decidió bajar de precio su Kinect, yo decidí ir a comprarlo. Pero como malgastar 99€ en ese cacharro no merecía la pena, acabé comprando una PS3 con el Heavy Rain. Y en ese poco tiempo que tengo la consola, ya me he comprado 13 juegos, los cuales son los exclusivos que me atraen de esta consola.

Esos juegos de momento son: Heavy Rain, Uncharted 1 y 2, Ninja Gaiden Sigma, Heavenly Sword, Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots, Yakuza 3, Yakuza 4 y Ryu Ga Gotoku of The End, Ryu Ga Gotoku Kenzan, Demon’s Souls, Valkyria Chronicles y Whithe Knight Chronicles II.

En principio era una consola que no quería comprar debido a que no tenía retrocompatibilidad con PS2, y en ese tiempo no tenía la que me regalaron. La verdad es que me están gustando más las exclusivas de PS3, que algunas de la consoal de Microsoft.

Nintendo 3DS (2011)

El día que fuí a comprar el Kinect y acabé comprándome la PS3, acababa de salir la última portatil de Nintendo, y como sabía lo que me esperaba si compraba otra consola suya, tal y como me había ocurrido en el pasado, decidí deshechar la idea y comprar la consola de Sony.

Pero todo cambió el día en el que Lord Gouki, que se la había comprado, se la llevó cuando quedamos para cenar. Allí me di cuenta de que el 3D no era como muchos lo habían descrito, para mi el 3D se notaba y a mi por lo menos no me mareaba.

Así que aprovechando los días en el que Media Markt descontaba el IVA a lo que vendía, aproveché y me compré la consola con el Dead Or Alive Dimensions.

Y el día 15, a pesar de haberlo jugado en Nintendo 64 y parecerme un verdadero coñazo que no tenía que ver con el A Link to the Past y Link’s Awakening, decidí comprarme el Ocarina of Time, juego que tiene un 3D que es una auténtica pasada y al que he llegado a jugar hasta 2 horas seguidas y sin marearme (bueno, la pesada de Navy me marea diciendo que descanse). De momento hay momentos en los que me parece un coñazo, así que el juego es tal y como era en el pasado.

Punto y Final

Y eso es todo, una entrada muy personal donde intento resumir mis peripecias en el mundillo de los videojuegos, desde que tuvimos aquella maravillosa «maquinita», hasta el día de hoy con las recientes adquisiciones de una PS3 y una 3DS.

No me queda nada más que decir, solo que el friki, el jugón, o lo que sea, no nace, se hace, y a veces incluso muere y abandona el mundillo, cosa que estuvo a punto de ocurrir con la segunda PS2 que se me jodió y que al final no fue.

Ahora solo queda esperar a que pasen los años, a comprar mas juegos y disfrutarlos, esperar a la siguiente generación o dejarlo ya en esta. Lo que el tiempo quiera.

Como véis hay fotos mías y todo con el mando de distintas consolas, incluso con el primer PC, cosa rara haber recuperado esas fotos, y suerte que hace poco las vi cuando hice un libro para mi padre con fotos antiguas.

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